¿Pero qué ocurre si su perro ya tiene un problema de ansiedad por separación? La teoría es que, una vez comprobado que su perro puede soportar una breve ausencia, puede abordar el problema no dejándolo, sino utilizando las herramientas disponibles para ayudarle.
El principal componente de una rutina eficaz contra la ansiedad es hacer coincidir su rutina de salida con una escena tranquilizadora que muestre emociones positivas para su perro. Por ejemplo, si a las 7:00 su perro empieza a aullar, gritar o a producir ladridos fuertes y prolongados, no considere la posibilidad de dejarlo solo. En su lugar, recompénselo por su dedicación tranquila y silenciosa, y recompénselo generosamente por su comportamiento tranquilo.
Otra rutina de salida que puede producir un efecto calmante es tomarse unos minutos antes de irse y darle a su perro unos últimos y agradables minutos con usted. Hágale saber que todo está bien, déle un gran abrazo y asegúrele que va a volver.
La estimulación puede provenir del sonido de la radio o de otros aparatos domésticos, como el ventilador o el aire acondicionado. Si pone música edificante o tiene la televisión constantemente encendida, la sensación de calma puede transmitirse a su mascota. También hay productos en el mercado diseñados para calmar a los perros cuando están solos.
Por último, su perro puede experimentar ansiedad por separación porque le echa de menos. Aunque es natural que se sienta triste cuando usted se va, su mascota puede utilizar esta tristeza para sentirse mejor. Si se vincula con usted y, por tanto, le echa de menos, sin duda también le hará saber que todo irá bien. Sois su papá y su mamá y le querréis pase lo que pase. Necesita que le tranquilices.
Las técnicas anteriores son muy eficaces. Requieren que usted interactúe con su perro durante un corto periodo de tiempo. Su ausencia debe ser breve. El tiempo necesario para este adiestramiento depende de la personalidad particular de su perro. Si su perro se enfada mucho cuando se aleja de él, es posible que sólo tenga que dejarlo solo unos minutos. En cambio, si le gusta estar siempre con usted, puede ser suficiente una breve ausencia.
Otra cuestión que se plantea a menudo en relación con el uso de procedimientos para calmar al animal es si puede utilizarse para un perro con un problema grave de ansiedad por separación. Según el veterinario Dr. Mark Pieck, los adiestradores profesionales que han utilizado este enfoque para casos graves de ansiedad por separación aconsejaron que, aunque el procedimiento no curará necesariamente al perro, en general, el animal se verá definitivamente ayudado.
«La base de un síndrome es que un único evento o un patrón de eventos afecta fuertemente al animal, y que cuando esto ocurre suficientes veces, generará un recuerdo que se asocia con el desencadenante de la Ansiedad por Separación y hará que el animal se comporte en astatos de ansiedad», dijo. «El recuerdo de la acción o del itseder se combina con el recuerdo de la ausencia y, por último, el recuerdo de la ausencia se combina con el recuerdo de la atención positiva al volver y el perro actuará en un estado de ansiedad».
Este tipo de tratamiento se considera relativamente inhumano y no lo recomiendan los grupos defensores de los animales. Sin embargo, se considera el único método posiblemente curativo para tratar la ansiedad por separación en los perros. El Dr. Mark Pieck, que como veterinario y asesor médico en el Departamento de Medicina del Comportamiento de la Universidad de Viena, ha investigado y publicado ampliamente sobre este tema. Se le considera un experto en comportamiento canino y un mentor de toda la disciplina del comportamiento animal.
En su libro «El oso de peluche», el Dr. Pieck aconseja a los propietarios de mascotas que busquen formas de tranquilizar a sus perros en momentos de ansiedad, recomienda a las personas que actúen de forma tranquilizadora y que mantengan una distancia de al menos 1,5 a 1,5 metros entre la mascota y el duelo.
En sus charlas y seminarios, ha presentado ejercicios que pueden utilizar los propietarios para condicionar a sus perros a la hora de enfrentarse a situaciones estresantes, una técnica que aprendió de su mentor, el fisiólogo ruso Ivan Pavlov.
Ivan Pavlov fue el primero en demostrar que una respuesta condicionada, también conocida como reflejo, podía provocarse mediante el condicionamiento clásico, es decir, condicionando una respuesta emocional por su ocurrencia. Este tipo de condicionamiento es la base de la modificación del comportamiento. El Dr. utiliza escasamente el término «afecto» en sus charlas; siempre se refiere a los efectos de la respuesta de afecto del mus Doodle, el afecto por su amo, para condicionar por ejemplo la respuesta de «escalofrío» que los perros prodigarán a sus amos.
El trabajo del Dr. Pavlov con los perros es más conocido por su eficacia en el campo del adiestramiento de la obediencia, pero también por su importancia en la relación doméstica entre el perro y el hombre.
No es un partido suyo si el dueño de un perro sufre una complicación física o psicológica en la relación perro-humano. Estableció un vínculo que es la comunicación, mutua.