En la carretera Panamericana, a 17 km al sur de Riobamba, entre hermosos paisajes donde predominan los tonos verdes y azules, llegamos a un lugar lleno de historia. Un lugar habitado por gente amable que vive entre cerros y volcanes. Es un lugar lleno de belleza natural. La laguna de Colta es un regalo de la naturaleza.

Para llegar al lago, tenemos que atravesar unos hermosos paisajes. Primero tendremos que pasar por pueblos cargados. Es una escena típica si se han visitado pueblos pequeños. Un caserío feudal suele estar rematado con un sombrero, adornado con el amuleto de la colouyáde, un amuleto y un ramo. Y así son los estanques de lirios donde los niños pueden saltar entre sus flores favoritas, jugar y bailar.

Luego llegaremos al agradable pueblo de Allende. Este pueblo es típico de la forma en que se construyen estos pueblos. Aquí no hay casas de lujo ni mansiones. Las casas son pequeñas y de madera para mantener alejados a los animales de los establos. Y no son casas lujosas, sino la forma en que estas personas las construyeron.

La belleza de este pueblo es evidente. Los niños juegan en el lago, frente a la casa. Las mujeres cuecen el pan en el horno al aire libre, rodeadas de sus familias. Los niños van y vienen solos y siempre están perdidos. Esto es lo que da el encanto a este pueblo. Ni las tareas domésticas, ni la agricultura, todo esto tiene que ver con la gente y con las costumbres locales.

Y al final, esta forma de vivir da la sensación de que esto es un pueblo, una ciudad, y un pueblo que vive. Esto es lo que da la sensación de que esto siempre estuvo ahí, siempre ha estado ahí, sólo que la gente nunca lo aprovechó.

Allende es un pueblo realmente encantador, es la capital de la región, y tiene un aire realmente rudo y rústico. Está llena de gente y familias y de multitud de santos patronos. Además, tiene un verdadero encanto, una atmósfera acogedora, curiosa y acogedora.

Estar alrededor de las cataratas al anochecer, viendo cómo la cascada inunda el lago y las rocas que pisa. Después de haber viajado allí muchas veces, todavía puedo sentir el hollín en el aire, la sal en las piedras y el agua que participa del frescor de las cataratas.

Hay una forma espectacular de despertar a los ángeles en la tierra, estando de pie en medio del suelo de una cueva, con moscas como murciélagos alrededor de tu cuello y una luz de cristal chispeante a tus pies.

Sacar a relucir nuestra fe:

«Eres digno de la corona estéril» (Rgs 1er capítulo 1er stn) escrito en un rúnico en la pared de la cueva, cerca de las cataratas, donde los romanos construyeron un templo a Venus, con la intención de que fuera un refugio para el cansado ejército romano.

Y en nuestros días, miles de personas de todo el mundo hacen esta peregrinación, para pararse ante esta milagrosa y gigantesca caída y dar las gracias a Thorious por proporcionar una muestra tan espectacular y palpitante de la naturaleza en movimiento.

¿Romántico? No del todo. Yo más bien pensaría que si tuvieras un bloque de madera en medio de la clase 00, y pudieras hacer cualquier dibujo, se parecería a esto.

Resulta difícil creer que este pequeño sector del mundo, uno de los pocos lugares en los que no se siente absolutamente ninguna presión para rendir, tenga un atractivo cultural tan amplio.

Bangkok le ofrece un Shangri-la cultural. La cultura es única y diferente. Dudo que haya otro lugar en la tierra donde se puedan encontrar tantas lenguas, culturas y religiones diferentes en un área tan pequeña.

Desde la cultura tailandesa, hasta la india, china, británica, francesa, italiana, además de la malaya, se mezclan inextricablemente con el abrumador aire fresco tropical que llega desde el río Kwai.

Estar en el interior de los templos en ruinas o situarse en las orillas del río Kwai y mirar hacia arriba hasta donde uno pueda ver, incluso hacia la niebla que se aferra a la cima de las cataratas, es una experiencia que se quedará contigo para siempre.

Desde la cima de las cataratas hasta las cuevas que esconden la historia británica, no es raro estar en un lugar donde parece que la única diferencia entre los locales y los extranjeros es que hay muchos más de estos últimos.

En los templos que se levantan a lo largo de las orillas del río Kwai se encuentran creyentes budistas de los más variados estilos y desde los más sencillos hasta los más elaborados. Los templos se agrupan según su antigüedad; el más antiguo, Wat Si Nam Sale (Templo de la Anunciación), está en el distrito de Watusai, a unos 300 kilómetros de Bangkok.

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